Hoy se casa¡ después de tanto amor que me juro, pero esto no sé queda así, no le será tan fácil sacarme de su vida; después de dos años, cuando todo mi amor le entregue, !usted cree que merezco que se me despoje, como si dos años no significaran nada!................
Era increíble oír hablar a aquella histérica mujer donde por más de cinco minutos ignoraba de lo que me hablaba, sin embargo sus ojos azules aquellos que estaban por encima de sus hermosos senos me advertían del dolor de su alma, y su cabellos claros que jugaban con el bullicioso ruido de los autos ; Diablos! sí que era bella, al describir sus lindos ojos pienso que eran dos luceros que entre gotas pasmaban mi cuerpo, y su vestido fundido en un paisaje mágico de la noche relucían entre su escote sus agitados senos que revelaban la torpeza de mis ojos, y cuando apenas con la discreción de un caballero descendía por la orilla de sus tibios manjares, juraría haber tenido la sensación de haber hecho el amor con la Diosa más hermosa del Olimpo, y e allí frente a mí, perdida en esta vieja ciudad parecía estar, sentada en el asiento delantero de mi taxi; yo estaba temblando por dentro, y con miradas traviesas intentaba conquistar sus blancas piernecitas de terciopelo, aterrizando suavemente con mis ojos por el andén prohibido de sus cuerpo, aprovechando los casuales baches y frenadas que la desnudaban y de repente; ¿A dónde va? pregunte, con voz torpe y temblorosa, mientras que mi traviesa mirada empezaba nuevamente el mismo recorrido hasta donde los desvanes del camino me dejaran llegar, que imaginación la mía, creía rozar el cielo con mis manos al imaginar rozar sus blancas piernas, pero que mi pudor al contemplar su triste rostro me detenían justo en el umbral de su tesoro
//////////////////////////////////
¡Llévame a la catedral!, voy a impedir que se case, que se habrá creído, no va a burlarse de mi.........su voz se iba quebrando y una pequeña gota de tristeza bajaba por sus mejillas, se detuvo en sus delgados y delicados labios rojos.....!Detente en la catedral! me dijo............. ya cuando llegamos a la catedral, se bajo muy de prisa solo diciéndome ¡espérame por favor no te vayas!, asi la espere como sus fiel escudero, por más cinco minutos que parecían ser eternos, e invadido por la obligación de protegerla, la curiosidad me invito a entrar a la iglesia, lo primero que pude apreciar fue la ceremonia de una boda, los invitados estaba sentados, los novios de rodillas ante el cura y el altar, ella, ella no estaba, o amenos no me era posible poder visualizarla desde atrás , era preciso que la buscara, camine unos cuantos pasos tratando de pasar desapercibido, puesto que no vestía el traje para esta ocasión, y allí estaba, escondida entre la escasa sombra de un andamio que sostenía un santo, contemplando a unos novios arrodillados que se ofrecían y pedían perdón frente a un altar, el cura se preparaba para preguntar lo que es usual en todo matrimonio o al menos eso creo, por que lo he visto en tantas películas, pero si era la primera vez que asistía a un matrimonio y sin ser invitado......”Si hay alguien que se interponga en la unión de esta pareja en sagrado matrimonio, hable ahora o calle para siempre”........Y entre dientes y negros pensamientos presagiaba una tragedia, una novia desdichada, llorosa, aturdida y posiblemente armada estaba a punto de desgraciar a un ¡....Pobre novio...!; insensato, maldito e inocente de esta tragedia pero tan culpable como el mismo Judas.
Y allí estaba secando tantas lagrimas, escondiendo penas, nadie se había percatado de su bella presencia, de pronto levanto su mano, pensé que iba a impedir con la mejor sensatez, dando razones del porque debe de impedirse este matrimonio, sin embargo su mano rozo los pies del santo, persignándose, para luego introducirla en su cartera, camino, posicionándose detrás de la columna derecha de la salida, sin retirar su delicada mano de la cartera. Mi presagio estaba en lo cierto, esta boda, se iba a convertir en una sangrienta tragedia. Por mi mente paso la tímida idea de impedir la tragedia, mas no estaba seguro de lo que estaba sucediendo. La ceremonia llego a su final con las últimas palabras que pronuncio el cura declarando marido y mujer a los novios, de pronto una bulliciosa manifestación de alegría entre los invitados presentes ¡que vivan los novios! Una y otra vez, tan fluida era la alegría que estuvo a punto de contagiarme no sin antes pensar en el dolor de mi bella pasajera del amor, el cual me detuvo, y cual duelo la acompañe en su dolor con mi silencio.
La pasajera del amor aun tenia introducida su mano entre la cartera, y sus ojos azules encendidos eran la combinación de tristeza, ira, soledad y venganza, si, venganza, venganza era lo que deseaba, era lo único que podría aplacar su odio, mas de quien se vengaría primero, a quien apuntaría con el arma que esconde en su cartera.
Los novios eran rodeados por los fotógrafos, la multitud y acechados por la venganza de una mujer enamorada, invadida por el odio, con la fúnebre idea de matar, matar al novio, matarlo como un perro para en el trayecto gritarle “si no eres mío no serás para nadie”, matarlo de unos certeros balazos al corazón, y correr sin rumbo, como en las películas de drama o quizás matar a la novia para en su cara gritarle “maldita perra te advertí que nunca iba ser tuyo” , tantas cosas imaginaba, pero mi bella pasajera del amor continuaba descansando al lado de la columna.
A afueras de la iglesia yacían los invitados, la novia vestida con un distinguido traje blanco que terminaba en una extensa cola toda bella, ahora esposa de un destino oscuro e incierto, esperando ansiosa su primer paseo nupcial.
El novio se había quedado parado en la puerta de la iglesia, esperando acaso robar un minuto sin que nadie lo notara, le era urgente excusarse con mi pasajera del amor, quizás pedir perdón por todo el daño que le había causado, sin presagiar que era demasiado tarde; su cuerpo ya posaba frente de lo que podría ser su último suspiro de vida, de pronto exclamo una efusiva frase ante la multitud ¡te amo Nohelia! Una y otra vez ¡te amo Nohelia!, La novia no parecía tan sorprendida y mucho menos emocionada, su mirada estaba perdida entre la multitud como si buscara a alguien. Era increíble presenciar tanta hipocresía, desvergüenza. Con una sonrisa cerré mis ojos compadeciéndome de su poca fortuna, su muerte había llegado, los invitados nuevamente se emocionaron derrochando alegría con un ensordecido aplauso, silbos y muchos ¡vivan los novios! Nadie había notado que el novio se desvanecía de un letal disparo, pero lo cierto era que no alcance a oír susodicho disparo y mi pasajera del amor no se encontraba en la escena del crimen. De inmediato el novio moribundo alcanzo a correr hacia su novia nohelia a despedirse, sin embargo ante la aclamación de un beso por la multitud, el novio atino sin pensarlo dos veces a besarla, tomándola de su delicada cintura, beso que se prolongo por unos minutos, lo extraño era que había olvidado que se encontraba herido, o simplemente todo me lo había imaginado.
Ya los novios recibían los últimos saludos de sus invitados, preparándose a embarcase en la limosina a dar ese tradicional paseo nupcial por esas calles secas, alumbradas por la miseria de niños que danzan entre perros y semáforos por una moneda, se que la descripción de mi ciudad suena frívola, mas entenderán que el panorama de esta ciudad había pasado por mis ojos una y otra vez por más de tres años sentado al volante, donde lo único que me avivaba eran esas muchas historias que vivía, unas más interesantes que otras, pero ninguna tan intensa como esta.
A la escena se sumo mi pasajera del amor, con un rostro totalmente cambiado, calmada, sonriente, acercándose a los novios como si se tratase de una invitada mas, su mano entre la cartera nuevamente me hacía presagiar lo que iba a suceder, se paro frente a ellos mirándole a los ojos, el novio sin inmutarse, respondió con una sonrisa amable, mientras que su mano se deslizaba suavemente retirándose de su cartera. Entonces sucedió algo increíble difícil de advertir, su mano sostenía un sobre blanco, el mismo que le entrego a Nohelia la novia, ella en agradecimiento le respondió con un beso, todo lo había confundido, y aun más cuando mi pasajera del amor se retiro con una sonrisa sarcástica de la escena.
Estaba confundido, impresionado de ser testigo de tanta hipocresía; finalmente los novios se embarcaron, emprendiendo su primer paseo nupcial; alguien me tomo del hombro, era mi pasajera del amor, esa Diosa ama de mi silencio nostálgico, matiz de mi alegría, rugir de mi deseos carnales, fina palabra que escarbaba mi corazón, eres un sueño de servil elegancia del cual no quisiera despertar jamás. Su voz insegura, quebrantada pronuncio ¡nos vamos! Cual idiota respondí ¡yo también te amo! Había entendido “te amo” ella estaba ida de este mundo pues no me supo responder.
Y allí estaba esa pieza amarilla de cuatro ruedas estacionado junto a mí, entonces sentí odiarlo como nunca antes, maldiciendo esa chatarra vieja, deseando cambiar mi suerte, imaginando que mi madrina mágica convirtiera esa chatarra de cuatro ruedas en un envidiable auto, digno de mi pasajera del amor, pero allí estaba, rugiendo fielmente sus cuatro válvulas, y en el asiento del copiloto unos bellos ojos azules me había hechizado y de algo me acusaban, parecían susurrar algo, ven rápido, yo estaba idiotizado, hasta que me di cuenta que era ella, mi pasajera del amor, tenía prisa por llegar a alguna parte, quién era yo para no complacerla, corrí de inmediato al volante. ¡Síguelos! ¡Síguelos! ¡Síguelos, rápido que se nos pierden!
En voz alta dije que estaba loca, y con sus ojos azules, tranquilos y claros me miro, me sentí un idiota, sin embargo no dejaba de mirar su espléndido escote, ni las curvas de sus calles que entre pasaje y pasaje dejaba mis caricias penetradas, sentía que era mía, que me pertenecía, aun cuando me era esquiva, pero no completamente pues ignoraba mis pretensiones amorosas y quizás fueran correspondidas; pero por primera vez en mucho tiempo me sentí más que vivo, una bella mujer bañada en un verso blanco vistiendo mis ilusiones; de pronto sentí un placer torrencial que subía por los dedos de mi mano izquierda la cual acariciaban sus blancas caderas a causa de mi amada casualidad que había zafado sus tacones, los mismos que trataba de acomodar en ese estrecho espacio.
//////////////////////////////////
Acariciando sus piernas advertí que había dado alcance a la limosina, .................Mantén una distancia prudente, pero sin alejarte mucho, me dijo, eso hice; sin dejar de acariciar sus piernas casi desnudas causándome delirios de amor, pensé en la canción de Ricardo Arjona, esa del taxista; mi cabecita comenzó a divagar pensando en Cómo habré de explicarle este sentimiento de amor que nació esta noche como un mágico sueño, que tiene como cumbre su hermosa figura esculpida, pero con corazón, corazón que sufre la cruel desazón de un amor que no le es correspondido, como decirle que de pronto un latido más grande que mi temor escarba en mi boca la perfecta palabra imposible de amor ; llegamos a la intersección de la avenida Sánchez Cerro con Vice, para cruzar a la vice y dar vuelta otra vez al centro de la ciudad por la Grau, el paseo nupcial ya llevaba media hora con una velocidad que no pasaba más de veinte , conservando mi distancia. Ella ya había terminado de acomodarse los tacones, mi mano estaba orillada esperando acariciar sus piernas que venían como olas. Fue para entonces que su histeria intentaba contar su historia entre maldiciones y lagrimas, ¡malditos, me las pagaran!, sus ojos azules brillaban y su rostro parecía haber sido maquillado de rojo, aun así no dejaba de ser bella, temiendo su histeria me atreví a entablar una conversación que tenia como fin ¡conquistarla, pero no sabía por dónde empezar, si le preguntaba su nombre después qué le iba a decir, Hola yo soy Luis, soy taxista, que tal, mucho gusto, un beso y......................No, no era esa la forma, pero por algo tenía que empezar ........? Cómo se llama señorita? Temeroso e inseguro pregunte, ¡Dulce! me contesto, un tanto calmada seguida de una mirada angelical ¡hermoso Nombre para una hermosa dama como usted¡?, un comentario algo tonto, creo , pues como diablos ella no iba a saber que era hermosa, continuo callada un instante, con la cabeza cabizbaja y algo sorprendente paso, me dio las gracias, aun más tonto me sentí, mientras esta persecución a carrera lenta continuaba me armaba de valor para expresarle ese sentimiento a través de uno de los tantos poemas que había leído, pero fui traicionado por mi memoria, no recordaba ni uno, entonces pensé en Vallejo recordando a los heraldos negros, pero qué diablos iba hacer con los Heraldos negros, recitarle que hay golpes en la vida, se iba a suicidar, entonces como decirle que su tristeza me lastima, y que sus ojos me inspiran las mas dulces palabras que se encuentran atrapadas en mis labios, palabras que podría liberar con el mas leve rose de los suyos.
//////////////////////////////////
Mientras pensaba como declararle mi amor ella de pronto manifestó su excitación diciéndome ¡detente! Mientras su respiración se agitaba, su cuerpo temblaba y sus ojos azules brillaban. La limosina se había estacionado afueras del Hotel Perú; La novia bajo cargada en brazos del novio, cual sonrientes sus bocas ensayaban la batalla sudorosa del amor, probablemente harían tiempo mientras los invitados llegaran a la recepción, ingresaron al hotel mientras que mi pasajera del amor llamada Dulce, esperaba ansiosa y temblando, como acechando a su presa antes del ataque, la limosina se marcho mi Dulce pasajera del amor se bajo de mi taxi, rogándome que no me vaya a ir, que yo era su única esperanza, un miedo me embargo, mi temor de ser cómplice del delito de homicidio, mas un beso muy cerca de mi boca me acaricio, entonces sentí que me amaba, que esta parada seria la ultima para después marchar a un nido de amor, nuestro nido de amor, estaba convencido que esta ultima parada seria el cruel desenlace para convencerse que ya nada de él valía la pena, convencerse que ya no había nada que hacer, que había perdido, y al final yo era su consuelo, un hombre de buenos sentimientos. Estaba mas que decidido, después que ella se convenciera de ese desamor, pondría en practica todas mis conocimientos de Don Juan para conquistarla; rápidamente subió por las escaleras del hotel, tardo cinco minutos, cuando la vi bajar de la mano muy de prisa, de pronto todo mis sueños se desbordaron en un segundo recorriendo las sucios rincones de cada calle de la ciudad, me sentí el mas grande imbécil, el mas grande hombre traicionado en esta tierra, sentía morir de amargura, sentía morir de celos, estaba muriendo de amor, lo increíble era que nunca me imagine que pudiera cometer su objetivo y ¿cuál era su objetivo? Ni siquiera lo sabía, ella bajaba con el novio de la mano vestido de novia con cara de mujer o era la novia que abandonaba al novio decepcionada por tal engaño, pero si era eso, entonces que hacía con la rival de la mano huyendo con ella, es decir con dulce, no, no lograba comprender hasta que subieron a mi taxi y las dos en una sola voz dijeron ¡vamos rápido! Arranque el carro, mi respuesta fue rápida aun en mi confusión, mire por el espejo retrovisor solo a unos cuantos metros del hotel, el novio gritando, estaba sin pantalones, descalzo, con una camisa media, gritaba el nombre de su novia ¡Nohelia!....... ¡Noelia! ¡Noelia! Regresa, que sucede. Así es, ¿Qué es lo que sucede? Yo no lo entendía, que clase de jugarreta era, acaso era un show de cámara escondida. Aumenta la velocidad, rápido, rápido, decían, temían ser seguidas. Las novias se abrazaban y besaban, ambas llorando, se decían “Te amo”, leíste mi carta, ¡si! Si dijo la novia y gracias por rescatarme!. era increíble ver tan extraño amor, no lograba comprender, se miraban una y otra vez y a la vez se decían te amo con sus ojos bañados en lagrimas.
//////////////////////////////////
Me dirigí a la zona que ellas me señalaron, llegando a una extensa cochera, estacionándome al lado de un auto verde que se encontraba estacionado en un parque de Miraflores, al igual que la limosina también tenia lunas polarizadas, se bajaron tan rápido como pudieron; ya se estaban marchando, no me había cancelado mis servicios, pero no lo había notado, no me importaba, mi corazón estaba destrozado, allí estacionado tratando de comprender este extraño amor, entonces, el mismo auto verde de lunas polarizadas que veía marchar, dio marcha de regreso en retroceso, se estaciono frente a mi, la puerta del copiloto se abrió, y era nuevamente ella, descomunal figura de mujer, mi Dulce pasajera del amor, se acerco y sin pronunciar palabra alguna me beso en la boca, tomando mi mano derecha despidiéndose en un instante con estas palabras tan hirientes y cortantes “Adiós! Nunca nos viste!”, nuevamente se marcho.
Quizás pensarían que lo invente, y yo también pensaría lo mismo de esta extraña historia si no tuviera un billete de cien dólares y una bala de calibre treinta y ocho que dejo cuando tomo mi mano. Se marcho aunque no para siempre, tal parece que esa bala la dejo en mi corazón, hiriéndolo mortalmente, todo pensamiento me lleva hacia ella, tan solo a un instante de su partida, que hacer para olvidarla, es inverosímil ocultar mi tristeza, desde ese día prometí que nadie mas me lastimaría como lo hizo esa mujer de mágica figura, de inocente e incitante sensualidad, que sacudió mis sueños sin clemencia ,causando la nostálgica mirada de hoy, cuando le doy una mirada a mi vació taxi y pensar que la tuve tan cerca y hoy no sé donde esta, porque cuando recién empezaba mi conquista, todo se me vino abajo, hoy voy por las calles tratando de encontrarla pero ella ya no esta.
Era increíble oír hablar a aquella histérica mujer donde por más de cinco minutos ignoraba de lo que me hablaba, sin embargo sus ojos azules aquellos que estaban por encima de sus hermosos senos me advertían del dolor de su alma, y su cabellos claros que jugaban con el bullicioso ruido de los autos ; Diablos! sí que era bella, al describir sus lindos ojos pienso que eran dos luceros que entre gotas pasmaban mi cuerpo, y su vestido fundido en un paisaje mágico de la noche relucían entre su escote sus agitados senos que revelaban la torpeza de mis ojos, y cuando apenas con la discreción de un caballero descendía por la orilla de sus tibios manjares, juraría haber tenido la sensación de haber hecho el amor con la Diosa más hermosa del Olimpo, y e allí frente a mí, perdida en esta vieja ciudad parecía estar, sentada en el asiento delantero de mi taxi; yo estaba temblando por dentro, y con miradas traviesas intentaba conquistar sus blancas piernecitas de terciopelo, aterrizando suavemente con mis ojos por el andén prohibido de sus cuerpo, aprovechando los casuales baches y frenadas que la desnudaban y de repente; ¿A dónde va? pregunte, con voz torpe y temblorosa, mientras que mi traviesa mirada empezaba nuevamente el mismo recorrido hasta donde los desvanes del camino me dejaran llegar, que imaginación la mía, creía rozar el cielo con mis manos al imaginar rozar sus blancas piernas, pero que mi pudor al contemplar su triste rostro me detenían justo en el umbral de su tesoro
//////////////////////////////////
¡Llévame a la catedral!, voy a impedir que se case, que se habrá creído, no va a burlarse de mi.........su voz se iba quebrando y una pequeña gota de tristeza bajaba por sus mejillas, se detuvo en sus delgados y delicados labios rojos.....!Detente en la catedral! me dijo............. ya cuando llegamos a la catedral, se bajo muy de prisa solo diciéndome ¡espérame por favor no te vayas!, asi la espere como sus fiel escudero, por más cinco minutos que parecían ser eternos, e invadido por la obligación de protegerla, la curiosidad me invito a entrar a la iglesia, lo primero que pude apreciar fue la ceremonia de una boda, los invitados estaba sentados, los novios de rodillas ante el cura y el altar, ella, ella no estaba, o amenos no me era posible poder visualizarla desde atrás , era preciso que la buscara, camine unos cuantos pasos tratando de pasar desapercibido, puesto que no vestía el traje para esta ocasión, y allí estaba, escondida entre la escasa sombra de un andamio que sostenía un santo, contemplando a unos novios arrodillados que se ofrecían y pedían perdón frente a un altar, el cura se preparaba para preguntar lo que es usual en todo matrimonio o al menos eso creo, por que lo he visto en tantas películas, pero si era la primera vez que asistía a un matrimonio y sin ser invitado......”Si hay alguien que se interponga en la unión de esta pareja en sagrado matrimonio, hable ahora o calle para siempre”........Y entre dientes y negros pensamientos presagiaba una tragedia, una novia desdichada, llorosa, aturdida y posiblemente armada estaba a punto de desgraciar a un ¡....Pobre novio...!; insensato, maldito e inocente de esta tragedia pero tan culpable como el mismo Judas.
Y allí estaba secando tantas lagrimas, escondiendo penas, nadie se había percatado de su bella presencia, de pronto levanto su mano, pensé que iba a impedir con la mejor sensatez, dando razones del porque debe de impedirse este matrimonio, sin embargo su mano rozo los pies del santo, persignándose, para luego introducirla en su cartera, camino, posicionándose detrás de la columna derecha de la salida, sin retirar su delicada mano de la cartera. Mi presagio estaba en lo cierto, esta boda, se iba a convertir en una sangrienta tragedia. Por mi mente paso la tímida idea de impedir la tragedia, mas no estaba seguro de lo que estaba sucediendo. La ceremonia llego a su final con las últimas palabras que pronuncio el cura declarando marido y mujer a los novios, de pronto una bulliciosa manifestación de alegría entre los invitados presentes ¡que vivan los novios! Una y otra vez, tan fluida era la alegría que estuvo a punto de contagiarme no sin antes pensar en el dolor de mi bella pasajera del amor, el cual me detuvo, y cual duelo la acompañe en su dolor con mi silencio.
La pasajera del amor aun tenia introducida su mano entre la cartera, y sus ojos azules encendidos eran la combinación de tristeza, ira, soledad y venganza, si, venganza, venganza era lo que deseaba, era lo único que podría aplacar su odio, mas de quien se vengaría primero, a quien apuntaría con el arma que esconde en su cartera.
Los novios eran rodeados por los fotógrafos, la multitud y acechados por la venganza de una mujer enamorada, invadida por el odio, con la fúnebre idea de matar, matar al novio, matarlo como un perro para en el trayecto gritarle “si no eres mío no serás para nadie”, matarlo de unos certeros balazos al corazón, y correr sin rumbo, como en las películas de drama o quizás matar a la novia para en su cara gritarle “maldita perra te advertí que nunca iba ser tuyo” , tantas cosas imaginaba, pero mi bella pasajera del amor continuaba descansando al lado de la columna.
A afueras de la iglesia yacían los invitados, la novia vestida con un distinguido traje blanco que terminaba en una extensa cola toda bella, ahora esposa de un destino oscuro e incierto, esperando ansiosa su primer paseo nupcial.
El novio se había quedado parado en la puerta de la iglesia, esperando acaso robar un minuto sin que nadie lo notara, le era urgente excusarse con mi pasajera del amor, quizás pedir perdón por todo el daño que le había causado, sin presagiar que era demasiado tarde; su cuerpo ya posaba frente de lo que podría ser su último suspiro de vida, de pronto exclamo una efusiva frase ante la multitud ¡te amo Nohelia! Una y otra vez ¡te amo Nohelia!, La novia no parecía tan sorprendida y mucho menos emocionada, su mirada estaba perdida entre la multitud como si buscara a alguien. Era increíble presenciar tanta hipocresía, desvergüenza. Con una sonrisa cerré mis ojos compadeciéndome de su poca fortuna, su muerte había llegado, los invitados nuevamente se emocionaron derrochando alegría con un ensordecido aplauso, silbos y muchos ¡vivan los novios! Nadie había notado que el novio se desvanecía de un letal disparo, pero lo cierto era que no alcance a oír susodicho disparo y mi pasajera del amor no se encontraba en la escena del crimen. De inmediato el novio moribundo alcanzo a correr hacia su novia nohelia a despedirse, sin embargo ante la aclamación de un beso por la multitud, el novio atino sin pensarlo dos veces a besarla, tomándola de su delicada cintura, beso que se prolongo por unos minutos, lo extraño era que había olvidado que se encontraba herido, o simplemente todo me lo había imaginado.
Ya los novios recibían los últimos saludos de sus invitados, preparándose a embarcase en la limosina a dar ese tradicional paseo nupcial por esas calles secas, alumbradas por la miseria de niños que danzan entre perros y semáforos por una moneda, se que la descripción de mi ciudad suena frívola, mas entenderán que el panorama de esta ciudad había pasado por mis ojos una y otra vez por más de tres años sentado al volante, donde lo único que me avivaba eran esas muchas historias que vivía, unas más interesantes que otras, pero ninguna tan intensa como esta.
A la escena se sumo mi pasajera del amor, con un rostro totalmente cambiado, calmada, sonriente, acercándose a los novios como si se tratase de una invitada mas, su mano entre la cartera nuevamente me hacía presagiar lo que iba a suceder, se paro frente a ellos mirándole a los ojos, el novio sin inmutarse, respondió con una sonrisa amable, mientras que su mano se deslizaba suavemente retirándose de su cartera. Entonces sucedió algo increíble difícil de advertir, su mano sostenía un sobre blanco, el mismo que le entrego a Nohelia la novia, ella en agradecimiento le respondió con un beso, todo lo había confundido, y aun más cuando mi pasajera del amor se retiro con una sonrisa sarcástica de la escena.
Estaba confundido, impresionado de ser testigo de tanta hipocresía; finalmente los novios se embarcaron, emprendiendo su primer paseo nupcial; alguien me tomo del hombro, era mi pasajera del amor, esa Diosa ama de mi silencio nostálgico, matiz de mi alegría, rugir de mi deseos carnales, fina palabra que escarbaba mi corazón, eres un sueño de servil elegancia del cual no quisiera despertar jamás. Su voz insegura, quebrantada pronuncio ¡nos vamos! Cual idiota respondí ¡yo también te amo! Había entendido “te amo” ella estaba ida de este mundo pues no me supo responder.
Y allí estaba esa pieza amarilla de cuatro ruedas estacionado junto a mí, entonces sentí odiarlo como nunca antes, maldiciendo esa chatarra vieja, deseando cambiar mi suerte, imaginando que mi madrina mágica convirtiera esa chatarra de cuatro ruedas en un envidiable auto, digno de mi pasajera del amor, pero allí estaba, rugiendo fielmente sus cuatro válvulas, y en el asiento del copiloto unos bellos ojos azules me había hechizado y de algo me acusaban, parecían susurrar algo, ven rápido, yo estaba idiotizado, hasta que me di cuenta que era ella, mi pasajera del amor, tenía prisa por llegar a alguna parte, quién era yo para no complacerla, corrí de inmediato al volante. ¡Síguelos! ¡Síguelos! ¡Síguelos, rápido que se nos pierden!
En voz alta dije que estaba loca, y con sus ojos azules, tranquilos y claros me miro, me sentí un idiota, sin embargo no dejaba de mirar su espléndido escote, ni las curvas de sus calles que entre pasaje y pasaje dejaba mis caricias penetradas, sentía que era mía, que me pertenecía, aun cuando me era esquiva, pero no completamente pues ignoraba mis pretensiones amorosas y quizás fueran correspondidas; pero por primera vez en mucho tiempo me sentí más que vivo, una bella mujer bañada en un verso blanco vistiendo mis ilusiones; de pronto sentí un placer torrencial que subía por los dedos de mi mano izquierda la cual acariciaban sus blancas caderas a causa de mi amada casualidad que había zafado sus tacones, los mismos que trataba de acomodar en ese estrecho espacio.
//////////////////////////////////
Acariciando sus piernas advertí que había dado alcance a la limosina, .................Mantén una distancia prudente, pero sin alejarte mucho, me dijo, eso hice; sin dejar de acariciar sus piernas casi desnudas causándome delirios de amor, pensé en la canción de Ricardo Arjona, esa del taxista; mi cabecita comenzó a divagar pensando en Cómo habré de explicarle este sentimiento de amor que nació esta noche como un mágico sueño, que tiene como cumbre su hermosa figura esculpida, pero con corazón, corazón que sufre la cruel desazón de un amor que no le es correspondido, como decirle que de pronto un latido más grande que mi temor escarba en mi boca la perfecta palabra imposible de amor ; llegamos a la intersección de la avenida Sánchez Cerro con Vice, para cruzar a la vice y dar vuelta otra vez al centro de la ciudad por la Grau, el paseo nupcial ya llevaba media hora con una velocidad que no pasaba más de veinte , conservando mi distancia. Ella ya había terminado de acomodarse los tacones, mi mano estaba orillada esperando acariciar sus piernas que venían como olas. Fue para entonces que su histeria intentaba contar su historia entre maldiciones y lagrimas, ¡malditos, me las pagaran!, sus ojos azules brillaban y su rostro parecía haber sido maquillado de rojo, aun así no dejaba de ser bella, temiendo su histeria me atreví a entablar una conversación que tenia como fin ¡conquistarla, pero no sabía por dónde empezar, si le preguntaba su nombre después qué le iba a decir, Hola yo soy Luis, soy taxista, que tal, mucho gusto, un beso y......................No, no era esa la forma, pero por algo tenía que empezar ........? Cómo se llama señorita? Temeroso e inseguro pregunte, ¡Dulce! me contesto, un tanto calmada seguida de una mirada angelical ¡hermoso Nombre para una hermosa dama como usted¡?, un comentario algo tonto, creo , pues como diablos ella no iba a saber que era hermosa, continuo callada un instante, con la cabeza cabizbaja y algo sorprendente paso, me dio las gracias, aun más tonto me sentí, mientras esta persecución a carrera lenta continuaba me armaba de valor para expresarle ese sentimiento a través de uno de los tantos poemas que había leído, pero fui traicionado por mi memoria, no recordaba ni uno, entonces pensé en Vallejo recordando a los heraldos negros, pero qué diablos iba hacer con los Heraldos negros, recitarle que hay golpes en la vida, se iba a suicidar, entonces como decirle que su tristeza me lastima, y que sus ojos me inspiran las mas dulces palabras que se encuentran atrapadas en mis labios, palabras que podría liberar con el mas leve rose de los suyos.
//////////////////////////////////
Mientras pensaba como declararle mi amor ella de pronto manifestó su excitación diciéndome ¡detente! Mientras su respiración se agitaba, su cuerpo temblaba y sus ojos azules brillaban. La limosina se había estacionado afueras del Hotel Perú; La novia bajo cargada en brazos del novio, cual sonrientes sus bocas ensayaban la batalla sudorosa del amor, probablemente harían tiempo mientras los invitados llegaran a la recepción, ingresaron al hotel mientras que mi pasajera del amor llamada Dulce, esperaba ansiosa y temblando, como acechando a su presa antes del ataque, la limosina se marcho mi Dulce pasajera del amor se bajo de mi taxi, rogándome que no me vaya a ir, que yo era su única esperanza, un miedo me embargo, mi temor de ser cómplice del delito de homicidio, mas un beso muy cerca de mi boca me acaricio, entonces sentí que me amaba, que esta parada seria la ultima para después marchar a un nido de amor, nuestro nido de amor, estaba convencido que esta ultima parada seria el cruel desenlace para convencerse que ya nada de él valía la pena, convencerse que ya no había nada que hacer, que había perdido, y al final yo era su consuelo, un hombre de buenos sentimientos. Estaba mas que decidido, después que ella se convenciera de ese desamor, pondría en practica todas mis conocimientos de Don Juan para conquistarla; rápidamente subió por las escaleras del hotel, tardo cinco minutos, cuando la vi bajar de la mano muy de prisa, de pronto todo mis sueños se desbordaron en un segundo recorriendo las sucios rincones de cada calle de la ciudad, me sentí el mas grande imbécil, el mas grande hombre traicionado en esta tierra, sentía morir de amargura, sentía morir de celos, estaba muriendo de amor, lo increíble era que nunca me imagine que pudiera cometer su objetivo y ¿cuál era su objetivo? Ni siquiera lo sabía, ella bajaba con el novio de la mano vestido de novia con cara de mujer o era la novia que abandonaba al novio decepcionada por tal engaño, pero si era eso, entonces que hacía con la rival de la mano huyendo con ella, es decir con dulce, no, no lograba comprender hasta que subieron a mi taxi y las dos en una sola voz dijeron ¡vamos rápido! Arranque el carro, mi respuesta fue rápida aun en mi confusión, mire por el espejo retrovisor solo a unos cuantos metros del hotel, el novio gritando, estaba sin pantalones, descalzo, con una camisa media, gritaba el nombre de su novia ¡Nohelia!....... ¡Noelia! ¡Noelia! Regresa, que sucede. Así es, ¿Qué es lo que sucede? Yo no lo entendía, que clase de jugarreta era, acaso era un show de cámara escondida. Aumenta la velocidad, rápido, rápido, decían, temían ser seguidas. Las novias se abrazaban y besaban, ambas llorando, se decían “Te amo”, leíste mi carta, ¡si! Si dijo la novia y gracias por rescatarme!. era increíble ver tan extraño amor, no lograba comprender, se miraban una y otra vez y a la vez se decían te amo con sus ojos bañados en lagrimas.
//////////////////////////////////
Me dirigí a la zona que ellas me señalaron, llegando a una extensa cochera, estacionándome al lado de un auto verde que se encontraba estacionado en un parque de Miraflores, al igual que la limosina también tenia lunas polarizadas, se bajaron tan rápido como pudieron; ya se estaban marchando, no me había cancelado mis servicios, pero no lo había notado, no me importaba, mi corazón estaba destrozado, allí estacionado tratando de comprender este extraño amor, entonces, el mismo auto verde de lunas polarizadas que veía marchar, dio marcha de regreso en retroceso, se estaciono frente a mi, la puerta del copiloto se abrió, y era nuevamente ella, descomunal figura de mujer, mi Dulce pasajera del amor, se acerco y sin pronunciar palabra alguna me beso en la boca, tomando mi mano derecha despidiéndose en un instante con estas palabras tan hirientes y cortantes “Adiós! Nunca nos viste!”, nuevamente se marcho.
Quizás pensarían que lo invente, y yo también pensaría lo mismo de esta extraña historia si no tuviera un billete de cien dólares y una bala de calibre treinta y ocho que dejo cuando tomo mi mano. Se marcho aunque no para siempre, tal parece que esa bala la dejo en mi corazón, hiriéndolo mortalmente, todo pensamiento me lleva hacia ella, tan solo a un instante de su partida, que hacer para olvidarla, es inverosímil ocultar mi tristeza, desde ese día prometí que nadie mas me lastimaría como lo hizo esa mujer de mágica figura, de inocente e incitante sensualidad, que sacudió mis sueños sin clemencia ,causando la nostálgica mirada de hoy, cuando le doy una mirada a mi vació taxi y pensar que la tuve tan cerca y hoy no sé donde esta, porque cuando recién empezaba mi conquista, todo se me vino abajo, hoy voy por las calles tratando de encontrarla pero ella ya no esta.
11 comentarios:
es bien loca tu historia e interesante
jajaja de principio a fin me e reido, no crei que se tratara de una mujer muy bueno
es buena en verdad que es buena no crei pasarla bien tienes mango de escritor
estaba buscando poses para hacer el amor y termine en tu pagina, no sé como empece pero si sé como termine muerto de risa, eres buen escritor y da la casualidad que mi nombre tambien es Nohelia pero eso si soy bien mujer
perdon era muerta ya pensaran que soy hombre mujer jajaja
tu si que eres un cofre lleno de sorpresas hasta ahora crei que en la poesia eras bueno pero ya vi que me equivoque eres bueno tambien escibiendo cortos de novela y muy buena esta rechula y estoy segura que escribiras mas me apunto a tu club de lectores. susana galcia de panama tu amiga mas sexy
genial es la historia del taxista
que honda wuey me gusta tu pagina trais buen rollo yo tambien soy un poco escritor pero no tanto
es interesante lo que escribes y si te esfuerzas mas lo haras mejor saludo desde ayacuchito bello, visitamne
bueno si bueno tienes madera de escritor jajaja es buena muy buena aun estoy riendome
juma buey esta buenas la historia la nena era machorra jajaja hay un monton ultimamente no se que les pasa quieren mujer las joden
Publicar un comentario